Entrevista a Patricia Bullrich
“Vivo en un mundo armado”
Patricia, ¿lo más grave para este ministerio hoy es el narcotráfico?
Sí, porque la seguridad ciudadana quedó en manos de las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires. Este ministerio maneja la Gendarmería, la Prefectura, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Policía Federal vinculadas a los delitos complejos: narcotráfico, trata de personas, lavado de dinero y corrupción, todos temas que se manejan en la Justicia Federal.
El narcotráfico en Latinoamérica se cobró víctimas en el poder político, ¿te asusta en lo personal?
Para tomar esta responsabilidad no podés tener miedo, si no, no podés trabajar. Nuestra responsabilidad es no llegar a ese punto donde hay muertos políticos. Tuvimos momentos duros con sicarios desde el triple crimen a los de Rosario ligados a la banda de Los Monos, tenemos mucho conflicto en donde se disputa la venta de drogas, muertes entre bandas para manejar el territorio. Tenemos que desarmar este nivel de violencia y por eso hay que pegar mucho sobre el lavado de activos y propiedades que genera el narcotráfico.
¿Desde qué momento Argentina produce y exporta droga?
La Argentina no es solo un país de tránsito. Yo pondría como punto de inflexión el tema de la efedrina. Fue en 2008 cuando se descubre que Argentina generaba una triangulación con México, porque en México está prohibida. Argentina pasó de ser un país de tránsito a ser mercado en el que hay importación, acopio, transporte, distribución mayorista y minorista, y hay exportación. Hoy tenemos un control muy férreo sobre los precursores químicos .
Llegó a los niveles políticos más altos que el tráfico de la efedrina tuvo que ver con la financiación de la campaña presidencial de 2007.
Sí. Hubo financiamiento en la campaña presidencial, hubo complicidades y hay causas separadas que hay que juntar. Hay jueces involucrados que han tenido que renunciar como el juez de Orán. Por eso ahora tenemos que poner un muro entre el Estado, la responsabilidad política, las fuerzas de seguridad y el delito, porque el poder de compra que tiene el narcotráfico es muy alto. Estamos trabajando fuerte sobre los propios funcionarios y las fuerzas policiales.
Cuando se da de baja o se saca de funciones a policías, ¿se está creando un futuro polvorín?
Yo no creo eso. Si es delincuente, prefiero mano de obra desocupada que alguien con uniforme policial que genera acercamiento con la gente. Es importante ser taxativo en esa diferencia.
¿En qué momento dejaste de sentir miedo?
Cuando estábamos en el Congreso investigando a Yabrán, desempeñaba mi primer cargo público como diputada y me di cuenta que había una red siguiéndome. Ahí sí me agarró un miedo fuerte. Después no, la verdad que no. Cuando el Presidente me ofreció el cargo, me dijo: “¿lo querés pensar?”. Y yo le dije: “no, lo acepto”. Así directo. No todo el mundo acepta un Ministerio de Seguridad. Lo primero que escuché fue: “uhh Ministra de Seguridad”. Como diciendo “te tiraron la pesada, la más dura”. Para mí es difícil ser Ministro de Economía o Desarrollo Social. Hay una idea de que hay que tener un coraje mayor.
¿No es así?
En cualquier responsabilidad del Estado hay que tener coraje porque en todas hay que hacer cambios profundos. Acá vivo en un mundo armado, entre fuerzas de seguridad. Es un mundo en el que hay más peligro de vida que en otros lugares, pero bueno, yo asumo esto con toda satisfacción.
¿Sos valiente o temeraria?
(Risas). Estoy ahí en el límite.
¿Avanzás a veces sin medir riesgos?
Yo avanzo sí, pero he aprendido a ser prudente y a parar la pelota. Lo aprendí con la triple fuga. No paré la pelota y entré en la bola de nieve. El Presidente me lo dijo de una manera bastante explícita: “tenés que aprender de esto, tenés que poder manejar esta ansiedad”. Y así fue. Yo soy terriblemente impulsiva, tengo que hacer esfuerzos para ser prudente.
¿Prudencia no te enseñaron en tu casa? Es un rasgo de juventud la impulsividad.
Por eso me dicen “la piba” (se ríe). La prudencia es un ejercicio y un aprendizaje que tengo que hacer.
Tanta espectacularidad en el traslado de Pérez Corradi, ¿era necesaria?
Queremos ser profesionales. Vimos en la triple fuga policías en bermudas corriendo y nos pusimos como objetivo ser profesionales: cada miembro de la fuerza tiene que identificarse aún cuando anda de civil.
Pero lo que vimos parecía una película… Nuestras fuerzas tienen que ser tan profesionales como las que vemos en las películas. Pérez Corradi dijo que había contratos para matarlo. No podíamos correr el riesgo de que lo mataran. Una persona que estuvo cuatro años prófuga, puede tener dinero, quién lo busque y quién no quiere que llegue a declarar. Preferí que digan “exageraste” a repetir la imagen en bermudas corriendo .
¿Pérez Corradi va a hablar?
Estuvo prófugo, imputado por delitos gravísimos que lo llevan a una cadena perpetua. Si él finalmente se avino a venir, tendrá una estrategia para pensar que su pena no va a ser perpetua.
En el tráfico de efedrina, Aníbal Fernández ya fue mencionado por cuatro involucrados como “La Morsa”: Martín Lanatta, Solange Bellone, Salerno y ahora Pérez Corradi.
Hay que ver qué dice la jueza, cómo liga la información que está en la causa. Ahora represento al Gobierno así que no me puedo adelantar a lo que va a decir la Justicia.
¿Por qué de golpe la corrupción, los vínculos con el narcotráfico y el lavado de dinero se explicitaron de una manera tan obscena?
Porque en la Argentina hubo un régimen de gobierno que lo que hizo fue construir un relato y tapar lo que estaba sucediendo. Esto en 2007/2008 lo dijimos en la Cámara de Diputados, dijimos lo del triple crimen, lo del Unicenter, las complicidades estatales con la efedrina, lo de la campaña electoral, lo de la ruta del dinero. Durante años hubo una pata, no lo justifico, lo describo, que les impidió a muchos avanzar porque estaba su propia cabeza en juego.
¿De la Justicia estás hablando?
De la Justicia, de empresarios, hablo de muchos que durante muchos años no hablaron. Se instauró un régimen de miedo. Al que pensaba distinto lo escrachaban y lo masacraban como enemigo del pueblo. Esa construcción terminó en esto, con José López tirando plata en el convento, Pérez Corradi hablando, en La Rosadita. La realidad volvió a surgir.
¿Hiciste terapia alguna vez?
Poco, pero alguna vez sí, sentí que tenía que pensar ciertas cosas. Soy un poquito estricta y medio prusiana.
¿Quién te contiene?
Tengo a mi marido, mi familia y tengo pasión por lo que hago, tampoco necesito mucha contención.
¿Cuántas horas dormís?
Pocas, unas cinco a seis horas. Acá arrancás muy temprano. Llego 7.50 y me voy muy tarde. Viajo mucho.
¿Nunca apagás el teléfono?
Nunca, no claro, porque no puedo. Es como la policía 24/7. Si me tienen que ubicar, a la hora que sea me ubican, me acostumbré a dormir con el sonido del mensajito y el clic del Whatsapp.
¿Cuánto tiempo queda para la vida personal? ¿Los sábados, los fines de semana?
Los primeros meses, nada. Ahora estoy más ordenada. Los fines de semana estoy con mis nietos, descanso.
¿Podés hacer algo sin custodia?
No me dejan, no puedo.
¿Cuántas personas están custodiándote?
Que están conmigo, cinco. No me dejan por un tema de protocolo: sos el Ministro de Seguridad y si le pasa algo al Ministro de Seguridad la gente va a decir: “¿qué me espera a mí?” ¿Y es fácil acostumbrarse?
No es fácil, pero te acostumbrás. A veces me suena el teléfono y es el custodia preguntándome cómo estoy. Tiene que ver con lo que sucedió con Nisman, que estuvo muchas horas sin custodia, entonces llaman.
¿Se pueden tener amigos en la política? ¿Como se rompe una relación cercana como con Lilita?
Ahora estamos trabajando en común. Tomé una decisión en su momento que fue jugarme para trabajar junto al Pro y la candidatura de Macri. Y Carrió la tomó después, hubo un divorcio por pocos meses, después nos reencontramos. Ahora hablamos mucho, yo le tengo mucho respeto intelectual a Carrió. No tengo amigos en la política.
¿Por qué no funciona el protocolo anti-piquetes?
A nivel federal, en las rutas y el aeropuerto, lo hacemos funcionar. La ciudad de Buenos Aires tiene una gran cantidad de piquetes a diario: habría que poner toda la seguridad y quedarían los barrios sin nadie. Se está esperando que bajen los piquetes.
¿Se estima que va a bajar la conflictividad social?
Sí, totalmente. Si uno mira el primer acto de la ex presidente yendo a declarar en abril y el segundo, uno puede tomar un parámetro. La movilización que se intentó los primeros meses, comienza a bajar.
Ahora usás collares, estás bien peinada y combinás los colores… ¿Qué pasó que te pusiste coqueta? ¿Te pusieron contra las cuerdas?
Naturalmente soy rea. Pero ahora, un día recibo a un embajador y después a un miembro de una agencia internacional: tengo que usar una ropa de trabajo prolija. Me emprolijé. Tengo varias mujeres que me ayudan y me ordenan los cambios, sino siempre me pongo lo mismo. Me dejan todo ordenadito para la semana. Pero la ropa me la compro yo. Ahora me siguen con las redes todo el tiempo. Estamos trabajando y viene uno con el Snapchat y me saca. Las redes hacen que tengas que estar espléndida. Estás online todo el tiempo.